Mercurio Editorial·ComprarCOVID19
Cuestiones
Objetivables
Vislumbradas
Inquietamente
Después

   (del)
19

Ilustraciones de
Patricia Franz Santana

Primera edición: junio, 2020

ISBN: 978-84-17890-76-6
Depósito Legal: GC 141-2020

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El libro está dividido en dos partes. La primera se titula: Cuestiones Objetivables Vislumbradas Inquietamente Después (del) 19 [ver] y reúne once textos que se publicaron en mi web durante los meses de marzo y abril de 2020, y que tienen como referencia principal la pandemia de COVID-19. Estos son sus títulos:

Soltada I. No soy un héroe [ver]
Soltada II. Improvisación [ver]
Soltada III. Excedentes [ver]
Soltada IV. «Carpe diem» zoológico [ver]
Soltada V. Excesos contraproducentes [ver]
Soltada VI. Sobre la memoria colectiva: algo que compartir con mi alumnado más allá de las aulas [ver]
Soltada VII. Lírica bélica [ver]
Soltada VIII. Detrás del bulo [ver]
Soltada IX. Imbéciles por vocación [ver]
Soltada X. Nada que celebrar [ver]
Soltada XI. No pasa nada. A modo de epílogo [ver]

La segunda parte se titula: Composiciones Originales Vigoradas Impunemente Después (del) 19 y reúne cinco piezas textuales que forman parte de un proyecto editorial que todavía está en proceso de elaboración.

Soltada I. La ira [ver]
Soltada II. Del espacio. Ordenada  [ver
Soltada III. Del tiempo. Abcisa
   III.1. De siniestra a diestra: tramo del porteador [ver
   III.2. De diestra a siniestra: tramo de la carga [ver
Soltada IV. Muestras para un diccionario sadalónico [ver]
Soltada V. Teoría de la soltada [ver]

INTRODUCCIÓN 

El jueves 12 de marzo, a las 20.20 horas, llegué a casa después de mi jornada laboral en el IES José Zerpa. Hacía ya un buen rato que circulaba una orden del Gobierno de Canarias que informaba de la suspensión de la actividad lectiva en todos los centros educativos del Archipiélago «desde mañana viernes, 13 de marzo, y durante un periodo de dos semanas (14 días)».

Dos días más tarde, se publicó el Real Decreto 463/2020, de 14 de marzo, por el que se declara el estado de alarma para la gestión de la situación de crisis sanitaria ocasionada por el COVID-19. Quince días más tarde, el 28 de marzo, se prorrogó a través de la Resolución de 25 de marzo de 2020, del Congreso de los Diputados… Dos semanas después, el 11 de abril, hubo una segunda prórroga gracias a una resolución aprobada por el Congreso el 9 de abril. La tercera se publicó el 25 de abril y se amparó en una resolución del día 22, también aprobada por la Cámara Baja. La cuarta prórroga fue aprobada por el Congreso el miércoles 6 de mayo y publicada en el BOE el sábado 9; la quinta…

La consecuencia más destacable de la aprobación del estado de alarma ha sido el confinamiento de toda la población. Aunque a principios de mayo la situación se alivió bastante,[1] lo cierto es que durante más de 49 días no hemos tenido permiso para salir a la calle salvo para adquirir alimentos y medicinas, sacar la basura, resolver urgencias o cumplir con determinadas obligaciones: atender a nuestras mascotas, ir a trabajar quienes tuvieran que hacerlo, etc.

A las 20.20 horas del sábado 2 de mayo volví a pisar la calle. Hasta ese momento, mi encierro absoluto se había traducido, grosso modo, en unas 1.230 horas.

Durante todo este tiempo, he seguido cumpliendo con mis obligaciones laborales haciendo uso de los canales que facilitan la enseñanza a distancia y con mis habituales obligaciones domésticas; y, en lo tocante a devociones, no he dejado de hacer lo que tengo por divertimento máximo: leer y escribir; cuanto más, mejor.

Reconozco que pocas ganas tengo ahora de abordar el tema de mis lecturas durante el encierro.[2] Si mucho me apretaran para ello, destacaría de entre los no pocos autores que me han acompañado a lo largo de este medio centenar de días la presencia constante de Víctor Álamo de la Rosa, quizás porque la relectura de su novísima La ternura del caníbal ha venido aparejada con la gratísima “obligación” de cumplir con un compromiso adquirido con el escritor (hacer una reseña de la novela), quizás también porque entre mis escrituras pendientes se halla “algo” sobre este magistral autor que ha exigido y exige llevar a cabo la estimulante labor de documentarme.

Sobre las escrituras del enclaustramiento, tampoco es que me apetezca dar una relación de lo hecho en estas páginas, aunque he de reconocer que hay dos excepciones cuya mención considero tan necesaria como apetecible: una ya la he dejado caer sottovoce en el párrafo anterior; la otra está frente a ti en forma de libro con un título tan difícil de recordar como difícil de olvidar es el acróstico que representan las palabras que lo componen.

De manera inopinada. Así cogió forma esta iniciativa editorial. Este libro apareció sin preverlo, sin que hubiera un proceso de meditación y de proyección largo, como todos los que he firmado a lo largo de mi trayectoria como juntaletras. Surgió sin esperarlo, como todo lo que ha sucedido en los últimos meses. En este sentido, no recuerdo ninguna obra que haya publicado antes que esté más en consonancia con los tiempos en que fue gestada.

Todo cuanto ha ocurrido desde marzo para acá ha sido inesperado. Al margen de calificativos como “terrible”, “complicado”, “abrumador”, etc., el adjetivo que, a mi juicio, contiene la información ajustada para describir todo lo vivido es “inesperado”. El número de fallecidos y el de contagiados, las dificultades encontradas por parte de los héroes, el encierro y las decisiones sobre su cumplimiento e incumplimiento, las ruindades entre unos y otros, la solidaridad, etc., todo ha sido inesperado.[3] Nada se había previsto. Absolutamente nada. Y este libro, menos.

A principios de abril decido poner orden en los dos blogs que tenía desde hacía tiempo y que malamente acompañaban a mi web (www.sadalone.org).[4] Digo “malamente” porque el estado que presentaban era lamentable: desactualizados, pobres en cantidad, parcos en calidad… Eliminé uno, limpié el otro, fijé algunos criterios de presentación y lo boté al océano de la red con un artículo que había compuesto por esas fechas como desahogo: «No soy un héroe». El diez de abril vio la luz el citado texto en la renacida bitácora (soltadas.sadalone.org).

A la mañana siguiente, animado con lo sucedido en la víspera, publiqué otro texto que tenía esbozado desde hacía unos días y que también estaba relacionado con el COVID-19. A este escrito le siguió, veinticuatro horas después, otro; luego… Y así hasta dar forma a un conjunto de piezas inspiradas en hechos y pensamientos puntuales relacionados con la pandemia.[5] Me hice el propósito de que en todos hubiera un denominador común que espero haber logrado: que lo que había nacido tomando como referencia un acontecimiento singular pudiera proyectarse cuando este ya no se diera. No quería que la posible validez de lo escrito se circunscribiese a la encrucijada histórica vivida, sino que pudiera trascenderla, que los trazos de mi pensamiento expuestos como argumentos pudiesen extrapolarse a otras situaciones.

No mantuve el pulso de mi pluma asumiendo la eventualidad de cuanto iba componiendo porque no soy un articulista de opinión que expone una tesis ante un tema sujeto a la coyuntura de su especialidad periodística. Como no es esta mi condición, no quise que nada de lo escrito se elaborase con actitud sincrónica. Por eso, no me interesan los protagonistas, las anécdotas ni las cifras, sino que me interesa lo que representan todos en conjunto, me atrae más de ellos esa suerte de alegoría que atesoran y que ha contribuido a organizar el marco de mis percepciones ante lo vivido durante cincuenta días: lo que está bien o pudiera estarlo; lo que no lo está, lo que quizás se debería hacer, lo que no, lo que hay cuando y lo que hay tras, lo que es y lo que soy ante lo que está, etc.

Los artículos que etiqueté en el blog con la denominación de COVID-19 se erigen como mi breve diario moral e intelectual del encierro, una guía de viaje más que habrá de acompañarme en lo que me resta de vida y que forma parte de esa crónica existencial de la que vamos dando cuenta en nuestras publicaciones con la esperanza de que alguien sienta que los mapas textuales que se recogen conducen a un camino que, quizás, merezca la pena ser recorrido. Quizás…

En un determinado momento, cuando tuve la sensación de que lo que tenía que decir sobre los hechos y las ideas vinculados con la pandemia no pasaba del nivel propio de un incidente,[6] puse el punto final y agrupé todo el material bajo un enunciado (Cuestiones Objetivables Vislumbradas Inquietamente Después del 19).[7] Debo, puedo y quiero (sobre todo quiero) reconocer que esta recopilación y edición estuvo alentada en buena medida gracias a la generosa y brillante influencia de mi admirado Fernando T. Romero Romero, que fue de los primeros que leyó en el blog el material publicado y el único que vio la posibilidad de verlo impreso en las siempre gratas observaciones sobre las lecturas que realizaba y que me remitía por correo electrónico.[8]

De la misma manera inopinada que cogió forma esta iniciativa con los artículos elaborados con el COVID-19 como referencia inspiradora, surgió mi interés por aportar al volumen algunos escritos que tenía compuestos y que formaban parte de un proyecto editorial que, por circunstancias que no vienen al caso exponer, no se publicará este año, como era mi deseo. A principios de febrero, a pesar de que ya tenía claro que se demoraba la publicación del libro en cuestión, logré terminar algunas de las piezas textuales que lo componen y que estaban a medio hacer desde mediados del año pasado. Me gustó el resultado obtenido y pensé entonces que algunas podían asumir la función de ser los heraldos de la obra pospuesta; o sea, que si se diera la oportunidad, había que procurar que vieran la luz como adelanto editorial.

Y la ocasión apareció, como todo lo que ha sucedido en los últimos meses, de manera inesperada. Tras las Cuestiones Objetivables Vislumbradas Inquietamente… llegó el momento de hacer lo propio con una selección del material literario que ya estaba elaborado «después (del) 19» y antes del confinamiento. Por analogía con el título principal del libro, decidí agrupar las cinco muestras que ofrece este tomo bajo el enunciado: Composiciones Originales Vigoradas Impunemente Después del 19.

Así nació este libro. Así, de manera imprevista, cogió forma esta obra que, para terminar de redondear su marcado carácter singular, contó con las maravillosas ilustraciones de Patricia Franz Santana, las cuales, aunque también surgieron de manera insospechada, dada la evidente y esperada calidad de su trabajo, son lo único en esta industria libresca que no parece haber sido producto del azar.


[1]. Fijando las autoridades turnos para que pudiesen salir los pequeños, los mayores y los que están entre un colectivo y el otro.

[2]. Pocas, poquísimas ganas tengo sobre esto y ninguna en lo tocante a las obligaciones. 

[3]. Hasta la mala intención, la pésima actitud, mostrada por los representantes públicos de la ciudadanía nos ha resultado inesperada, pues creo que llegamos a pensar que, en una situación como esta, era razonable concebir cierto interés por mostrarse cohesionados quienes deben contribuir a la unidad nacional para hacer frente a un problema que a todos nos afecta.

[4]. La página web que ha venido acompañándome desde hace casi dos décadas y que ahora está vigente en una versión de 2014. La web y los blogs han sido y son los únicos medios válidos para testimoniar mi presencia en Internet. En su momento, fui usuario de redes sociales (Twitter, LinkedIN, Facebook, Instagram…), mas de todas ellas reniego. Son un problema antes que una solución.

[5]. Al mismo tiempo que surgían los textos sobre la enfermedad, iba dando entrada a otros contenidos que habían aparecido en otras publicaciones mías y que consideraba aptos para esa suerte de “antología” en la que podía convertirse la renovada página web.

[6]. Pienso ahora, por un lado, en esas expresiones lingüísticamente tan desconcertantes como la “desescalada” por fases (no existe el sustantivo “desescalada” ni el verbo “desescalar”) o la denominada “nueva normalidad”, un oxímoron inadecuado porque se debe prescindir, sobre todo en las actuales circunstancias, de cualquier pirueta retórica que aleje los datos gubernamentales de la única función del lenguaje que le corresponde, la referencial (la poética es improcedente); y, por el otro, en ese abigarrado bombardeo de mensajes contradictorios entre unos y otros sobre los temas más variopintos (educación, transporte, ERTE…) que conducen a sembrar de dudas y enfados el día a día de quienes optan por hacer un seguimiento constante de la información suministrada por los medios de comunicación.

[7]. “Después del 19” hace alusión a “después de 2019”, ponderando así la excepcionalidad de este año 2020. Tras el año normal (19), vino el anormal (20), el año de estas “cuestiones” y de las “composiciones” sobre las que algo apuntaré a continuación…

[8]. Reconfortantes mensajes que jamás podré dejar de agradecerle. Muchas, muchísimas gracias, Fernando.