VICTORIANO SANTANA SANJURJO

TELDE, 31 DE ENERO DE 1973 – SANTA LUCÍA DE TIRAJANA, ¿…?

Doctor en Filología Española (con Premio Extraordinario de Tesis) por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y, desde 2002, funcionario del Cuerpo de Profesores de Secundaria del Gobierno de Canarias por la especialidad de Lengua Castellana y Literatura, materia que imparte en el IES José Zerpa de Vecindario, donde tiene su destino definitivo y donde ha centrado su trabajo en los actuales ciclos formativos de Grado Básica y en las TIC aplicadas a la enseñanza y a la gestión educativa.

Compagina su labor docente con la escritura y diversos quehaceres editoriales. 

Ha publicado, entre otros, los siguientes títulos: Soltadas [de literatura y…] Tres (2023); Los [II] cuartos. (Infame) esclavitud [en la ruta de la seda] (2023); Soltadas [de literatura y…] Dos (2022); Soltadas [de literatura y…] Uno (2021); Cuestiones Objetivables Vislumbradas Inquietamente Después (del) 19 (2020); Un docente y otros textos sobre educación (2020); Los cuartos y los finales (2019); Prontuario a una visión cervantina de la mujer (2017); Demonios cervantinos. Bases para una cronobra de Cervantes, 1547-1616 (2017); Antología escolar de la literatura canaria (2016); El Qvixote sin don Quijote (2016); Lazarillo… exprés (2015); Articulaciones, 2011-2014 (2014); El Quijote [1605] tuneado (2013); El príncipe debe reinar y otros textos políticos (2013); Ninfas y pastores de Henares, edición (2011); El género pastoril a través de ‘Ninfas y pastores de Henares’ (2011); Exitus (2010); Moiras chacaritas (2010); Pro Marcelas (2010); Análisis paratextual de ‘Ninfas y pastores de Henares’ (2008); Cervantes y la búsqueda de la esperada luz tras las tinieblas. La segunda parte de ‘La Galatea’ (2008), etc.

Una muestra de su producción textual puede verse en su blog: soltadas.sadalone.org


AUTOBIOGRAFÍA EPITÁFICA

Para ti, ciudadano del siglo XXI (del XXII…), van estas palabras que perlas de la verdad fueron, pues te hablan de una triste y solitaria pirámide que se empeñó en edificar con sus textos quien, sabiendo que era un pésimo poeta, un mediocre dramaturgo y un pobre narrador, nunca dejó de considerar la posibilidad de que se le llegase a recordar en algún momento del tiempo, y gracias siempre al descubrimiento fortuito de algún ladrillo, como un voluntarioso ensayista, un abnegado editor y un vocacional docente, el cual, mientras intentaba moldear los adobes del docere et delectare del túmulo, asumió como un destino inapelable que su labor de juntaletras no era otra que la de ese cronista empeñado en dejar testimonio de la mayor epopeya que jamás había conocido y que identificó con su propia existencia junto a las moiras que lo acompañaron en vida y que le enseñaron, entre destemplados culteranismos, los quijotescos planos que transformó en una profesada y bífida convicción poética sobre la que nunca dejó de afirmar que era, por un lado, misionera y mercurial en su devoto ateísmo; y, por el otro, intrahistórica en el propósito de huir, mordiendo la manzana del edénico parnaso, de los reconocimientos que lo podían singularizar y alejar de ese vulgo de la república del que siempre se sintió orgulloso de pertenecer porque le permitió entender que todo lo escrito para la pirámide en realidad solo podía y debía tener un único destinatario: tú, mi albacea supremo.